LAS MUSCULOCAS

“Las musculocas son un terror en la humanidad porque son unas personas muy separatistas ya que solo están entre ellos y no te aceptan si no tenes músculos. Es algo horrible, porque claro los ves con todos esos músculos y sabes que ninguno de esos hombres los podes tener porque vos no sos uno de los suyos. Y así caes en la espiral tremenda de creer que algún día vas a tener ese mismo volumen muscular, hasta que te das cuenta que jamás lo vas a desarrollar como ellos, porque ese músculo o es genético o esta genéticamente alterado"

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Son las 2 de la mañana de un lunes y el alfeñique de 44 kilos que se esconde adentro de mí me pregunta qué hago en un gimnasio a esta hora. No soy el único trasnochado: hay unos diez que sacuden barras y mancuernas y que, como diría César Aira en "La guerra de los gimnasios”, mientras los demás duermen ellos sueñan con “perfeccionar” su cuerpo.

Los 759 gimnasios de Buenos Aires están que explotan como los músculos de sus habitués. Por entre $ 25 y 80 venden la ilusión de quedar perfectos en este verano y así aparecen los fierreros de temporada completa, fieles a la tradición del banco, barra, mancuerna y transpiración. Todos le rezan a la santidad, el "Músculo al que Las Pelotas le dedicara un reggae una década atrás.

A no ser por una ventana delatora, a las 2 de la mañana el clima del porteño Megatlón Barrio Norte (único abierto las 24 horas) se parece al de las 4 de la tarde: música fuerte -"para que nadie se duerma, confiesa el instructor Pablo Díaz- y videowall que promociona el Abtronic como la última maravilla para tener abdominales-duros-como-piedra (el entendido repite que la publicidad engaña: no hay lomo sin esfuerzo). Eso sí: en el gimnasio de guardia, el vestuario se cierra con llave. ¿Para evitar trasnochadas sexuales? Si vienen ganas de hacer pis, arreglate en el cuartito de 2 por 2. Nada de duchas que disparen fantasías de lluvias amorosas.

Desde el 1 a 1 se importaron las nuevas maravillas del fitness globalizado: steps, body pump, sport training, tae-bo, spinning y pilates le compitieron a los forzudos clásicos. Pero a todos se los ve felices en el doloroso esfuerzo por escapar de su fantasma mayor: la delgadez. Tres series de quince, cuatro horas de entrenamiento, ¡tres pollos por día! El adicto al músculo presenta síntomas:

a) Delirio por tener... más lomo.

b) Miradas continuas al espejo.

c) Visitas repetidas a la balanza.

d) Dietas excesivas en proteínas.

Opinión de especialistas

Tanta compulsión por entrenarse ya tiene nombre: vigorexia (algo así como el inverso de la anorexia: siempre se ven flacos). Y le dicen Complejo de Adonis. "Tienen una percepción distorsionada de su figura -explica Natalia Ratusnu, 27, médica especialista en deportes-. Se ven poco vigorosos, quieren ser más robustos. Y de ahí se pasa a los complementos naturales (como la creatina) o esteroides (pastillas e inyectables). ¿Riesgos? Muchos, como hipertensión y acromegalia: esas mandíbulas cuadradas y dientes separados, tan Terminator.

Los esteroides a veces circulan con fluidez en los gimnasios más chicos. "Ahí atienden profesores-gigantes, arriesga Pablo. Fantasía de buena salud es lo que vende el gimnasio-shopping, con tantas luces y los pisos siempre impecables...

"El gimnasio es la catedral gay”, compara un instructor memorioso de la moda California 80 (Village People, musculoso y bronceado eterno). "Y sí, hay sexo en el vestuario”, confirma el profe.

De las sesiones maratónicas de aparatos/bicicleta al tupper con claras de huevo... ¿Todo vale para llegar a la “musculatura perfecta?”